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Inspiras. Expiras. Cuentas; uno, dos, tres. Lo intentas. Lo intentas con todas tus fuerzas. Pero no puedes evitarlo. Y ocurre. Te derrumbas. Se te cae el mundo encima. Lloras. Lloras hasta quedarte sin lágrimas. Pero aún así, sigues estando mal. Y cada vez que recuerdas todos los momentos vividos, una lágrima más. No puedes dejar de llorar. Te duele el pecho y la cabeza. No te lo crees, pero lo asumes. Y lloras. Ya no hay vuelta atrás. Era tu padre.. y ahora no esta.